Se mueve desde que nació entre muebles y relojes. Habituado a ese universo, convirtió el afecto por las antigüedades en una profesión a la que se dedica desde hace treinta años. Fernando Samra posee un espacio en Recoleta que fue un petit hotel de fines del siglo XIX. En las escenografías, que él y su equipo montan para lucir atractivos objetos con historia, allí Samra despliega esa escucha para decodificar a sus clientes. Aunque parece una actividad de tiempos lentos, el progreso económico y profesional genera en la persona que un día comprende que los objetos son también una carta de presentación. Leer más